Cooperativismo en riesgo | Horizonte

La Constitución Nacional en su art. 113 prevé el fomento de la empresa cooperativa por parte del estado, basadas en la solidaridad y la rentabilidad social, al cual garantiza su autonomía. En contraste, indudablemente, la carta magna se expone a un gran atropello con el intento de modificación de la ley 438/94 de cooperativas, aprobada, recientemente, por una de las cámaras del congreso.

Como naturaleza elemental, las cooperativas son organizaciones conformadas por personas que han decidido voluntariamente unir sus esfuerzos y ayudarse mutuamente, cuya característica principal no es la acumulación de utilidades, sino simplemente la de crear espacios para el crecimiento y desarrollo integral de sus asociados, sus familias y la comunidad, así como el fortalecimiento como institución mediante, entre otros, la reinversión de eventuales saldos favorables proveniente de las operaciones del ejercicio económico, en diferentes áreas, conforme lo establece la normativa actual vigente.

Grabar impuestos a las actividades de las cooperativas sería atentar contra el acto cooperativo que, de cierto modo, desconcertaría el espíritu del cooperativismo y el objeto por el cual fueron creadas las cooperativas, especialmente las de menor tamaño y del sector rural, que se han unido para ayudarse uno a otro y hacer frente a sus diversas necesidades en común.

En deshonro de su autonomía, la modificación incluye la histórica y cuestionada listas sábana como método de elección de autoridades, ambas modificaciones, desde todo punto de vista, inadmisible, ya que desalentaría la práctica del cooperativismo por constituirse en una sombra que oscurecería el brillo de este modelo de gestión asociativa que tanto aporte le ha dado al país.